¡Estimados Profes e Instituciones!
El mundo ha sido afectado por una situación totalmente inesperada y esto repercutió directamente en nuestra realidad escolar. Instituciones, docentes, padres y estudiantes han tenido que reaccionar ante la emergencia de manera inmediata, echando mano a los escasos recursos disponibles.
Para las Instituciones que no disponían de sistemas de educación virtual, desplegar un proceso de enseñanza y aprendizaje digital en cuestión de días no ha sido fácil. Desde el comienzo nos percatamos de que no estábamos preparados para una educación totalmente digital y en línea. Un sinnúmero de herramientas y soluciones que han sido presentadas, evaluadas y que aún se siguen probando, agregaron complejidad a este proceso. Asimismo, la falta de procedimientos y políticas para la educación virtual añadió dificultades a este despliegue.
En un primer momento, directivos y docentes evaluaron las soluciones digitales disponibles y rápidamente las implementaron para responder a la urgencia. Las primeras reacciones fueron de incomodidad por parte de estudiantes y padres que, en medio de la cuarentena, debieron adaptarse al aprendizaje y al seguimiento en un entorno digital. Además, los docentes se encontraron sobrecargados por numerosas herramientas nuevas que tuvieron que aprender y continúan aprendiendo, considerando que las diferentes instituciones donde trabajan, utilizan soluciones digitales variadas. En la actualidad, la realidad es que muchas instituciones han logrado disponer contenidos digitales y cumplir en mayor o menor medida algunos objetivos pedagógicos y didácticos en un sistema de enseñanza y aprendizaje totalmente virtual. Sin embargo, en mi opinión, estamos lejos de contar con un proceso educativo en línea y virtual que sea inclusivo y eficiente.
Nos encontramos frente a una gran oportunidad. Esta experiencia de despliegue obligado de soluciones digitales y virtuales puede ser aprovechada para definir nuevos criterios pedagógicos y didácticos para entornos educativos digitales en el largo plazo. Podemos utilizar esta experiencia para definir planes de capacitación docente que permitan nivelar el conocimiento digital y que ayuden a los profesores a obtener el máximo rendimiento educativo de las soluciones digitales que se les ha brindado. Del mismo modo, es necesario pensar en la capacitación de los estudiantes que deben aprender sobre los nuevos útiles y recursos que se utilizan en aulas virtuales.
En líneas generales, la transformación digital escolar puede ayudar en diferentes dimensiones entre las que se incluyen la comunicación entre los miembros de la comunidad educativa, la transferencia e intercambio de conocimientos y organización de contenidos (bibliotecas virtuales), el proceso de enseñanza y aprendizaje en aulas virtuales, la gestión escolar institucional y la formación de directivos y docentes a través de estos mismos recursos.
Toda crisis conlleva oportunidades. Creo firmemente que, gracias al esfuerzo conjunto de la comunidad educativa, veremos los beneficios a largo plazo que nos dejará este singular y difícil momento de aprendizajes y experiencias.
¡Adelante que podemos!
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